La salud en mi columna vertebral, mi salud
El cerebro está compuesto por diferentes partes complejas para que consigas lo que te propongas; lo más interesante es como el cerebro se comunica con la médula espinal y con el resto del organismo.
La médula espinal circula como un cordel grueso por el canal medular protegida por la columna vertebral, y se ramifica en 31 pares de nervios para llegar a cada una de las células de los músculos, de lo órganos, de la piel, de las cápsulas, fascias, etc. La forma en la que está diseñada permite esa comunicación entre el cerebro y las células y que éstas se comuniquen entre si también. Mediante esta red somos capaces de percibir lo que está pasando en el mundo exterior. Hay un sistema de comunicación a través de los nervios gracias al impulso eléctrico que podríamos decir que es la información.
Esta parte del sistema nervioso cerebro-médula además de estar protegido por una parte ósea que son el cráneo y la columna vertebral, está recubierto por un fluido que amortigua los impactos; es importante esta doble protección ya que igual que un sistema eléctrico dañado produce un apagón, en un sistema nerviosos dañado ese apagón puede ser el dolor.
Uno de los dolores más frecuentes que nos encontramos en nuestras clases son las causadas por patologías lumbares. Aunque nos creamos en una fase evolutiva avanzada, realmente no estamos tan adaptados. La columna vertebral esta diseñada para un cuadrúpedo y no para un bípedo; al ponernos de pie la columna ha tenido que adoptar una forma con curvas para sostener la verticalidad con la mejor calidad y equilibrio posible. Gracias a toda la musculatura posterior de nuestro cuerpo y su activación, hemos conseguido la la posición erguida, para la cual aún no estamos completamente adaptados. Esta verticalidad puede producir una compresión de los espacios por donde los nervios salen de la médula espinal y de esta manera irritarlos. Cuando están comprimidos, irritados, inflamados,… en vez de disminuir su actividad, se hiperexcitan, enviando una señal intensa en forma de dolor, calambre, hormigueo, etc. Los nervios son muy sensibles al estiramiento y a la compresión.
Esto explica en cierto modo esa sensación de hormigueo en las piernas cuando estamos sentadas en postura de meditación, la compresión de los nervios al apoyarnos sobre una región y en una posición que no estamos acostumbrados. La compresión que hacen los isquiones sobre el asiento, la compresión que los músculos al ser estirados hacen sobre los nervios, estiramientos que indicen más en los tejidos nerviosos, pueden ser los causantes de la sensación de hormigueo a lo largo de su recorrido.
A nivel de la columna vertebral es importante mantenerla flexible y al mismo tiempo fuerte, la movilidad favorece la transmisión de los impulsos nerviosos y la fortaleza sostiene la postura erguida sin que se compriman las vértebras entre si corriendo el riesgo de compresión neural. A nivel físico, nuestra columna vertebral agradecerá todo el trabajo de movilidad en todos sus rangos de movimiento, ese movimiento que además favorece la oxigenación y el riego sanguíneo con el aporte de nutrientes, esos movimientos que evitan rigideces, que establecen redes neuronales, despierta áreas sensitivas dormidas, genera un esquema corporal o idea de como somos y en donde tengo cada parte de mi cuerpo.
Cada segundo nuestro cuerpo está enviándonos información que nos indica que estamos vivos, el movimiento del corazón latiendo, el movimiento de la respiración, el movimiento de la circulación sanguínea.
Los antiguos yoguis, y los modernos, sabemos de la importancia de la columna vertebral como factor clave para nuestra salud, como “pilar o columna de la vida”. La postura y la alineación de la columna vertebral tienen un impacto directo en la salud del sistema nervioso y en la circulación de la energía vital.
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