El yoga

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El Yoga es una vía de autoconocimiento desarrollada en India desde tiempos remotos, que comenzó a ser enseñada en Occidente a partir del siglo XIX, y especialmente a partir del siglo XX. Los orígenes cronológicos de esta práctica son inciertos. La arqueología nos dice que puede remontarse a la Civilización del Valle del Indo, dado que se han encontrado en Harappa y Mohenjo Daro, sellos de loza en los que aparecen hombres y mujeres sentados en postura de meditación.
Sin embargo, no hay un consenso al respecto, ya que estos sellos dan lugar a múltiples interpretaciones y no todos los investigadores aceptan la hipótesis de que representan ejercicios meditativos.

Yoga significa primeramente “método”, “destreza”, “técnica”, y solo de forma secundaria significaría “unión”. El Yoga en tanto método de control de los sentidos aparece remarcado en muchas Upaniṣads (Kaṭha, Praśna, etc) en textos épicos como el Māhabhārata, y más tarde en la literatura mitológica de los Purāṇas.

En tanto método de control de la mente, el Yoga ha ido evolucionando a lo largo de los siglos, y la India nos ha legado numerosos modelos de yoga (sāṃkhyanos, vedánticos, buddhistas, jainistas, tántricos, etc). Sin embargo, entre todos estos modelos, uno en particular ha sido aceptado como el fundamental de la práctica de Yoga, reflejado en el texto canónico de esta práctica: los Yogasūtra (Aforismos del Yoga) de Patañjali.

Este texto se sitúa entre los siglos II y V d.n.e., y consiste en una sistematización de las técnicas fundamentales del yoga interpretadas a la luz de la filosofia Sāṃkhya y tomando muchos préstamos del Buddhismo. Al modelo de Yoga reflejado en este compendio se le denomina “Yoga clásico”, sin embargo, conviene recordar que existen muchos otros modelos de Yoga igual de legítimos e importantes.

El corazón del método del Yoga es la meditación, dado que su objetivo consiste en adquirir una maestría sobre los procesos de la mente que nos permita entrar en contacto con una parte interna siempre silenciosa y contemplativa: la conciencia-testigo. Por tanto, esta práctica es un “esfuerzo” por conocer el funcionamiento de nuestra propia psique y poner en marcha rutinas que a través de la repetición cambien nuestra atmósfera psíquica y faciliten un subsuelo de serenidad y apaciguamiento.

Estas rutinas pueden involucrar el cuerpo, la respiración, diversos ejercicios relacionados con la atención, la relajación, pero el fin último de estas actividades es preparar al practicante para la meditación, tanto estática como dinámica, en la quietud y en el movimiento. A medida que nuestra atmósfera psíquica facilite espacios más amplios de calma y serenidad, la meditación va a volverse una parte esencial de nuestra vida, no necesariamente vinculada a una esterilla o a una sala de yoga, sino incorporada a nuestro quehacer en el mundo.

Om, el mantra original

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“Om. Esta palabra eterna es todo: lo que fue, lo que es y lo que será”

Mandukya Upanishad

Un mantra se puede definir como la energía mística del Universo encerrada en una partícula sonora. Para liberar la energía del sonido aprendemos a repetirlo. Cuando uno comienza a repetir un mantra, se crea un específico patrón de pensamiento y la energía que encierra dicho mantra se manifiesta.

Todos los mantras están ocultos en Om, es el mantra más elevado. El Universo ha venido del Om, descansa en Om y se disuelve en él.

Om es la primera vibración y el sonido del cual todos los demás emergen.

No hay traducción literal para Om. Sus tres letras: A, U y M significan  los tres períodos del tiempo, los tres estados de conciencia y de toda existencia.

“A” es el estado de vigilia y representa el plano físico.

“U” es el estado de sueño y representa el plano mental y astral.

“M” es el sueño profundo, representa todo cuanto se desconoce, lo que está más allá del intelecto.

Correctamente pronunciado el sonido comienza desde el ombligo, con una profunda y armoniosa vibración y gradualmente se manifiesta en la parte superior de las fosas nasales.

Om tiene un poderoso efecto positivo sobre el sistema nervioso y transforma el cuerpo físico, produciendo nuevas vibraciones y despertando todo nuestro poder interno. Om, Om, Om.

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